¿Repetirías el 2020 o 2023?

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76 días de manifestaciones hicieron que el 2023 comience de una forma muy complicada, divertida, y desarrollar la capacidad para poder llevar un control de todos las vías de transporte donde habían paros, se convirtió en algo cotidiano.

¿Complicada pregunta no?

Nos acostumbramos a ver un mapa del Perú lleno de puntitos rojos que alertaban que era mejor no pasar por ahí. Cosas como estas son las que nos hacen cuestionarnos si el 2023 es un año que quisiéramos repetir.

A esto se le ha tenido que sumar conflictos mundiales, una economía local debilitada, la sequía del canal de Panamá y un fenómeno del niño (esperemos cada vez más moderado) que aún nos sigue amenazando. Sin mencionar un aparato político en “cuidado intermedios”.

Sin embargo, lo más interesante de este tipo de años, es que se vuelven icónicos para las empresas en general y como no, también para un operador logístico. No necesariamente por todos los sucesos “divertidos”, si no por los sendos aprendizajes que nos dejan (finalmente la resiliencia logística, es una virtud que impactan a varias de las variables con las que el banco mundial evalúa el desarrollo logístico de un país – ósea no lo digo de floro.) Perú pasó de 2.69 en el 2018 a 3.0 en el 2022, vamos mejorando 💪  Y si tenemos la suerte y el compromiso de aprender de verdad, eso nos lleva a a estar mejor preparados para enfrentar años entretenidos como estos.

En esa línea hemos tenido tres aprendizajes que considero podrían ser valiosos para un operador logístico y para cualquier empresa en general que tenga dentro de sus valores el cuestionar todo.

Estos aprendizajes son:

1) Lo productiva que puede llegar a ser la escasez.

2) Cómo la empatía va en ambos sentidos.

3) Una mentalidad ganadora capitaliza los aprendizajes.

Lo productiva que puede llegar a ser la escasez

Con una logística de comercio exterior por debajo de los números de años pasados, y con los servicios domésticos con menos volumen de lo normal, teniendo campañas por Cyber, que no eran tan incrementares en demanda, hacia mitad de este año nos tocó hacer una batería de ajustes que fueron desde una pequeña reducción de personal hasta un control al máximo de las eficiencias operativas.

Este tipo de medidas, duras, siempre generan temores en los colaboradores, no solo por el miedo al cambio, sino por el miedo de perder lo que ya se ha ganado. Pero si los ajustes se hacen con convicción y alineados en cuidar el propósito de la empresa (en nuestro caso, llegar más lejos, para conectarnos mejor….😎) sin hipotecar el largo plazo, también puede generar en el equipo el ser más resolutivos para encontrar la forma de hacer nuestro trabajo sin descuidar la calidad de nuestro servicio. 

Por ejemplo, estábamos un poco tímidos con el uso de una nueva herramienta para la trazabilidad aduanera en vivo , lo forzamos y hoy ya tenemos una adopción del 100%, lo cual da un mejor servicio y genera eficiencias.

O por ejemplo, encontramos la forma de hacer conexiones nacionales para el negocio de distribución de última milla que puedan llegar a las principales ciudades en un formato Next Day sin que necesariamente eleve más los costos. Atendiendo así las solicitudes de algunos clientes, pero sobretodo abriendo así una nueva línea de negocio.

Sin duda, este ensayo y error , nos hace ver la escasez con más amor, y nos hace saber que ese rush puede sacar lo mejor de nosotros.

Indistintamente, por más resolutivos o creativos que nos pongamos, ha sido muy interesante la interacción en un contexto como este con los clientes.

La empatía va en ambos sentidos

Otro aprendizaje interesante del 2023 tiene que ver con la relación con los clientes. La verdad que muchas veces las empresas de servicios tratamos de mantener una imagen de muchísima solidez, y de permanente control sobre todo lo que nos sale bien y lo que nos sale mal.

Dicho esto, desde hace algunos años (7 por lo menos) venimos desarrollando una relación con nuestros clientes basándonos en la colaboración con ellos para construir mejores soluciones logísticas. Y esto nos ha llevado a ponernos mucho en sus zapatos y sentir como propia su problemática. Y nos ha resultado exitosa , hemos más que duplicado el negocio, y podemos decir que entregamos de verdad valor a los clientes. 

Pero este año nos tocó mostrarnos también vulnerables, y sincerar la necesidad de generar eficiencias por lo complicado del año. Y puedo decir, contra intuitivamente, que todos los clientes han sabido apreciar el valor de nuestra relación y ayudarnos en este proceso de generación de eficiencias, ya sea autorizando algunas modificaciones en los procesos del servicio como las horas de corte , o el uso de un nuevo sistema que incomoda un poco en el cambio, pero que genera una mejor experiencia de servicio y finalmente más eficiencias para ambos.

Es así que compartir nuestra problemática con los clientes, en un contexto de empatía mutua, nos ha permitido pivotear algunas tendencias a positivo.

De todas formas, en ese proceso de comunicación con los clientes, es muy fácil caer en el error de transmitir pesimismo y poca voluntad de resolución. Mostrar un actitud constructiva y compromiso es determinante para lograr la empatía.

La mentalidad ganadora capitaliza los aprendizajes

Cuando un año tiene complicaciones como estas es natural que uno se sienta abrumado. Sin embargo no porque sea natural es lo más productivo. Porque cuando uno se abruma pierde perspectiva, lo que termina generando que no se resuelvan los problemas y que pases más tiempo abrumado.

Es allí donde la mentalidad ganadora marca una diferencia. El que tiene mentalidad ganadora, sabe que el problema finalmente lo va a resolver, sabe que inclusive si no lo puede resolver, el aprendizaje va a hacer que no le vuelva a pasar o que si le pasa otra vez va a saber cómo reaccionar en ese momento y finalmente, esa mentalidad es la que te lleva a vivir más momentos felices en vez de más momentos abrumados .

Es todo finalmente un tema de actitud. Y este año, como se dice en el fútbol nos tocó “guapearnos” entre nosotros, y enfrentar cualquier inconveniente con una mentalidad que construye, y que fortalece. #MentalidadGanadora.

Para terminar hay que responder la pregunta: si tuviéramos que repetir un año, cuál sería, ¿el 2020 o el 2023? si bien la respuesta es muy personal, para nosotros sin duda es el 2023. 

Pese a que para los operadores logísticos, la pandemia le generó más trabajo, creo que hay 2 motivos que nos hacen elegir el 2023.

El primero es evidente, no queremos que se repita NUNCA una pandemia global, por más negocio que eso pueda traer, no hay aprendizaje que pueda equiparar las pérdidas humanas que eso generó.

Pero el segundo motivo es menos evidente, pero no por eso menos simple: un año donde probamos nuestra capacidad de ser resolutivos en un contexto de escasez, donde probamos que los clientes también entienden nuestra problemática como suya, y donde alcanzamos una mentalidad ganadora inclusive cuando enfrentamos un error o problema, nos deja increíblemente preparados para el 2024, sea “entretenido” o no.