¿Empresa de tecnología o una empresa logística?
Aproximadamente el 40% de las startups que se crean año a año son relacionadas a la tecnología, eso hace que la frase ”somos una empresa de tecnología” se haya convertido en una especie de cliché, y la verdad es que en Scharff durante los últimos años nos hemos visto tentados a decir lo mismo, así que quiero contarles nuestro viaje en este proceso y la conclusión a la que finalmente hemos llegado.
Desde el 2016, Scharff comenzó un proceso de transformación, donde decidimos alejarnos de la ruta tradicional de crecimiento de las empresas de logística, mejorar ingresos a través de un incremento de activos (vehículos de transporte o almacenes) y la capacidad de consolidar la mayor carga posible en ellos. Por el contrario, decidimos emprender una ruta ligera en activos, enfocándonos en diseñar colaborativamente con nuestros clientes redes logísticas, y gestionar activos de terceros para poder brindar un servicio logístico de mucha calidad. Como podrán imaginar, la piedra angular para poder ejecutar este nuevo modelo de negocio ha sido la tecnología, pero no ha sido simple el proceso.
Primero hay que considerar que al igual que otras empresas de 40 años o más, en su momento desarrollamos sistemas core, como el de facturación o el administración de órdenes de servicio, que a esta altura están obsoletos.
A esos sistemas “ legacy” que no son tan productivos hoy en día, les llamamos nuestra deuda técnica. Y lo curioso es que no es un problema tan sexy de resolver, porque son plataformas que los clientes no necesariamente ven, pero que son medulares para poder acelerar nuestros tiempos de integración con clientes, y finalmente mejorar la experiencia que damos con nuestros servicios. Hemos pasado por 2 consultoras y finalmente puedo decir que estamos encaminados para poder eliminar esa deuda.
De hecho, ya varios de nuestros servicios operan en las plataformas nuevas, y notamos las diferencias en tiempos de resolución de incidencias y en la posibilidad de construir cosas nuevas sobre eso. Continuamos en ese roadmap….
Por otro lado…
En este proceso de transformación, decidimos crear nuestra área de innovación, lanzar el primer laboratorio de innovación logística y hacer del design thinking y la implementación ágil un elemento básico de nuestra cultura, y un elemento clave de nuestro esfuerzo por entender mejor a los clientes y poder crear soluciones que realmente le agreguen valor.
En ese proceso trajimos los primeros 5 lockers inteligentes al Perú (Proyecto que luego se convirtió en nuestra red de 200 puntos Scharff), fuimos la primera empresa peruana en comprar una startup peruana, startup que se dedicaba a gestionar delivery a demanda con economía colaborativa (en los tiempos antes de Rappi), creamos el primer asistente virtual con IA para atender consultas de nuestro servicio de courier internacional (esto también antes de la creación de Chat GPT), adquirimos una plataforma para gestionar rutas de manera eficiente, y así sucesivamente varias otras travesuras tecnológicas.
Algo curioso de estos experimentos, es que su evolución fue un poco distinta a lo que inicialmente diseñamos, o derivaron en otro proyecto, y claramente algunos también fracasaron, pero si no hubiéramos invertido tiempo y dinero no habríamos podido crecer a un buen ritmo, pero sobretodo no hubiéramos podido estar a la talla de clientes que ahora piden mucha información en tiempo real y nuevas formas de hacer logística.
Como pueden ver, la tecnología es y será cada vez más elemental para la entrega de nuestros servicios. Y ahora con la revolución de la inteligencia artificial, en especial la generativa, seguimos con la tentación de caer en el cliché y llamarnos una empresa de tecnología. Sin embargo, después de bastante reflexión, el core de una empresa logística, es y seguirá siendo conectar empresas y personas, llevando junto con sus mercancías emociones e ilusiones, y hacerlo de la manera que mejor le agregue valor, ya sea lo más rápido posible, lo más eficiente posible o lo más seguro posible. En cualquiera de esos escenarios la tecnología juega un rol determinante, pero el factor de diseño de la logística, y la capacidad humana de empatizar con la necesidad/reto logístico del cliente, es lo más importante, y puede significar que pese a tener la mejor herramienta logística, la experiencia que brindemos podría convertirse en un dolor o un deleite.